Los fieles son un rosario que peregrina a la Catedral de Buenos Aires para despedir al papa Francisco en la mañana gélida del lunes. Hay laburantes, estudiantes, religiosos de todos los credos, creyentes dogmáticos y cristianos de a pie en la ceremonia del adiós al hombre hecho Papa nacido y criado en la ciudad de la furia. Que en paz descansa.
Se juntan las manos. Rezan por vos, Francisco. «No podía faltar, porque hoy se fue Francisco, un vecino de esta ciudad, un ejemplo de humildad, de entrega por el otro, por los que menos tienen, los castigados por los poderosos, los más humildes, los de abajo. Murió el hombre, queda su legado», dice entre lágrimas Antonio, un jubilado arrimado desde La Boca, y sigue rezando.
Los adioses a Francisco

En la columnas del templo erecto frente a la Plaza de Mayo, bajo el cielo diáfano los hinchas de San Lorenzo pegan fotos, escuditos y estampitas del «Santo» más famoso después de Cristo. Desde la tribuna, le cantan los cuervos: «No lo pudo ver de nuevo en Boedo, era fanático, pero nos va a seguir alentando desde el cielo».
Cerca del altar ora Juan. El hombre se rajó del laburo y se vino volando a la Catedral ni bien leyó la noticia en las redes sociales. De su cuello cuelga una humilde cruz franciscana de madera: «Era un pastor con olor a oveja. Una persona inclusiva que desparramó la esperanza del Evangelio cómo debía ser: entre los más pobres, los humildes, los vulnerables, y siempre estuvo cerca de ellos, hasta el último aliento. Porque el cristianismo empezó ahí». Deja un deseo al despedirse: «Anhelo que su sucesor siga ese camino. Que la Iglesia no olvide su obra, su compromiso que se hizo carne». Cuestión de fe.
Zarpa la misa comandada por el arzobispo porteño Jorge García Cuerva. «El dolor del corazón es grande porque se nos fue nuestro padre. Se nos murió el Papa de todos, el Papa de los pobres aquel que muchos excluyeron», dispara el cura desde el altar frente a Jorge Macri. El jefe de gobierno porteño fue la única autoridad que se acercó al templo. La Casa Rosada no envió emisarios. El presidente Milei expresó sus condolencias en las redes sociales, tierra santa de las fuerzas del cielo.

Juan José lleva a Francisco en su corazón. También impreso en su remera: «Estuvo hasta el último momento del lado del pueblo. Estamos muy tristes, pero a la vez orgullosos de él. Se nos fue el Papa bueno. Espero que Dios y Francisco nos cuiden a los argentinos desde el cielo. Que no haya más pobreza ni distinciones sociales. En eso creemos. Amén».