El «Pinochet africano» y su legado de represión
Hissène Habré, conocido como el “Pinochet africano”, fue el presidente de Chad y se convirtió en un símbolo de miedo y opresión durante su mandato. Sin embargo, tras ser derrocado en 1990, su nombre resurgió en 2016, cuando se convirtió en el primer exjefe de Estado condenado por crímenes contra los derechos humanos en el extranjero. Este cambio de narrativa fue impulsado por el abogado estadounidense Reed Brody, apodado el “cazador de dictadores”, quien dedicó años a apoyar a las víctimas de Habré, recordando vivamente su captura y condena como un hito en la justicia internacional.
Los orígenes de Hissène Habré
Nacido en 1942 en Faya-Largeau, un pueblo pastoral en Chad, la infancia de Habré no predecía su ascenso al poder. Su carrera política comenzó cuando fue enviado a París a estudiar Ciencias Políticas, donde se influenció por ideas revolucionarias y la figura de Che Guevara. Al regresar a su país en 1971, rápidamente formó una milicia que se transformó en un ejército formidable.
El camino hacia el poder
- En 1982, Habré lideró un golpe de Estado que lo catapultó a la presidencia.
- Estableció un régimen de partido único, ilegalizando la oposición.
- Su gobierno se destacó por la represión brutal y la creación de fuerzas de seguridad que promovieron violaciones a los derechos humanos.
Brody destaca que, aunque Habré utilizaba un discurso revolucionario, en realidad contaba con el respaldo de Estados Unidos y Francia, interesadas en combatir la influencia de Muamar Gadafi en la región.
Represión sistemática y crímenes de lesa humanidad
Durante su gobierno, se estima que hubo alrededor de 40,000 asesinatos políticos y más de 200,000 casos de tortura en Chad. Habré implementó un régimen de terror que incluía:
- Acoso a la población civil y grupos étnicos.
- Interrogatorios con métodos de tortura sistemática, como el arbatachar, que causaba parálisis.
- Creación de la Dirección de Documentación y Seguridad (DDS) para controlar la represión.
Pese a su cruel legado, Habré mantuvo un grupo considerable de defensores a lo largo de los años, algunos de los cuales mostraron apoyo incluso después de su derrocamiento.
El juicio que marcó un precedente
Tras su derrocamiento en 1990 y su posterior refugio en Senegal, la atención sobre Habré creció tras la detención de Pinochet en 1998. Brody comenzó a reunir un equipo para presentar el caso de Habré, quien, gracias al compromiso de Senegal con las leyes internacionales, fue finalmente llevado a juicio en 2016, tras un largo proceso judicial acompañado de múltiples desafíos. El 20 de julio de 2015, comenzó su juicio y dos años después fue condenado a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad.
Un cierre inquietante
En agosto de 2021, Habré falleció en prisión luego de contraer covid-19, marcando una conclusión drástica y diferente a la de Pinochet, quien nunca fue condenado. Brody finaliza su obra reflexionando: “Pinochet tampoco terminó como le hubiera gustado terminar; murió perseguido por la justicia y desacreditado”.