Detalles del crimen en el tribunal
Un ambiente tenso se vivió en el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de Avellaneda, donde se lleva a cabo el juicio contra el policía Juan Alberto García Tonzo, acusado de asesinar a Bastián Escalante, de solo 10 años. Este fatídico suceso ocurrió mientras el oficial intentaba repeler a los individuos que intentaron robarle.
El padre de la víctima, Alejandro Escalante, no pudo contener las lágrimas al escuchar los relatos de los testigos sobre lo ocurrido la noche del 10 de julio de 2024. Los testigos dieron evidencia sobre cómo protegieron la escena del crimen, señalizando el área y marcando con tiza las vainas de balas y los impactos en la pared.
Testimonios de los vecinos
Las grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona proporcionaron nuevas imágenes sobre el trágico evento, que hasta ese momento solo podía ser visualizado a través de relatos orales. Uno de los testigos, Francisco Canosa, de 56 años, describió cómo observó desde su hogar el arribo del acusado en su motocicleta junto a los sospechosos. Dijo: «Eran dos motos con dos personas en cada una; uno se acercó y le dijo a Bastián: ‘Entregame la moto o te mato'».
Canosa recordó que al identificarse como policía, el acusado retrocedió y desenfundó su arma, provocando que los delincuentes comenzaran a huir. «Escuché alrededor de 12 disparos», comentó, y añadió que el oficial cruzó la calle para seguir disparando. Aunque se lanzó al suelo por miedo, no pudo confirmar si había otro tirador o si los sospechosos estaban armados, aunque notó que uno de ellos hizo un gesto como si fuera a sacar algo de su bolsillo.
Después de los disparos, García Tonzo solicitó que se llamara al 911 y informó a alguien que no podía retirar a su hijo del colegio debido al intento de robo y que esperaba a la policía. Canosa también notó que la escena se llenó rápidamente de vecinos.
La llegada de otros testigos
Otro vecino presente, Luciano Pérez, quien en ese entonces era el presidente de la Sociedad de Fomento del barrio La Carne, recordó que el niño salía de jugar fútbol justo cuando ocurrió el trágico incidente. Al llegar al lugar tras recibir un aviso, se encontró con una calle llena de gente y un solo patrullero en el área.
Pérez mencionó: «Uno de los policías intentó llevarse la moto de los delincuentes que había quedado abandonada, pero nos opusimos». Además, narró cómo los vecinos cerraron las calles con sogas para evitar el paso de vehículos, mientras se marcaba con tiza el lugar de los disparos y la sangre derramada, así como la ubicación de las balas y las vainas.