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La contradicción hídrica de América Latina y el Caribe

La contradicción hídrica de América Latina y el Caribe

Desafíos hídricos en una región rica en agua

La cuenca amazónica, los glaciares andinos, los páramos sudamericanos, las islas tropicales y los grandes ríos de América Latina y el Caribe han generado durante años la creencia errónea de que esta región, que luce verde y azul desde el cielo, posee una seguridad hídrica sin igual. Sin embargo, al observar más de cerca, la realidad dista mucho de ser positiva. Una detallada investigación del Grupo de Diarios América (GDA), un conglomerado compuesto por 12 periódicos de gran relevancia en la región, revela que el agua representa una paradoja en América Latina. A pesar de la vasta riqueza natural, los países enfrentan crecientes problemáticas de escasez, desigualdad en el acceso, contaminación y mala gestión, así como vulnerabilidad al cambio climático.

Desigualdades en el acceso al agua

La situación es alarmante: aunque la región cuenta con grandes reservas de agua dulce, millones de personas no tienen acceso a este recurso en sus hogares. Esta contradicción se manifiesta de distintas maneras:

  • En Venezuela, la infraestructura colapsada.
  • En México, la sobreexplotación de acuíferos.
  • En Uruguay, la crisis de potabilización.
  • En Perú, la acelerada pérdida de glaciares.

Este panorama indica que la presencia de ríos y montañas no garantiza la seguridad hídrica en el futuro, un hecho que contradice los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

Sequías y crisis climáticas

Brasil, el país más extenso y poblado de la región, alberga algunas de las reservas de agua dulce más significativas del planeta. Sin embargo, se ha convertido en un claro ejemplo de los efectos del cambio climático. Investigaciones de O Globo apuntan a que las estaciones secas en la Amazonía y en el Pantanal, el humedal tropical más grande del mundo, están incrementando su duración, mientras que los períodos de lluvia se acortan, volviéndose intensos y violentos. En 2024, la sequía afectó al 70% de los municipios amazónicos, con 79 en sequía severa y 69 en sequía excepcional. En total, 3,978 localidades brasileñas, que representan el 71% del país, reportaron distintos grados de afectación.

Las sequías también han tenido un impacto profundo en la agricultura y la generación de energía hidroeléctrica, lo que resulta en un desplome de ambas actividades. Además, la combinación de sequías y calor ha provocado incendios forestales, arrasando más de 30 millones de hectáreas, un área mayor que Italia. La deforestación, el aumento de temperaturas y la disminución de precipitaciones están poniendo en riesgo los vitales ríos brasileños.

Otros países en crisis

Más al norte, Colombia, pese a ser uno de los países más lluviosos, enfrenta sequías y problemas de acceso. El reciente “Estudio nacional del agua” muestra que cerca del 20% de sus municipios son vulnerables a la falta de abastecimiento. Entre 1998 y 2021, más de 500 localidades padecieron escasez en temporada seca.

Un caso notable fue el de Bogotá, donde racionamientos de agua potable se convirtieron en la norma tras niveles críticos en embalses. A pesar de ser el país con más páramos en el mundo, estos no canalizan de manera efectiva el agua hacia las ciudades debido a problemas de deforestación y falta de infraestructura.

Expertos como Manuel Rodríguez Becerra y Patricia Bejarano sugieren que la solución implica proteger esos ecosistemas y reconocer que «el agua no viene del tubo, viene de los ecosistemas».

Puerto Rico también ha padecido racionamiento de agua entre 2015 y 2020, afectando a más de un millón de personas durante sequías severas, mientras que Montevideo y su área metropolitana vivieron la peor crisis hídrica de su historia en 2023. A pesar de contar con ríos, su agua comenzó a salir salada debido a la extracción del Río de la Plata.

En Argentina, las sequías afectaron gravemente al sector productivo en 2022, catalogado como uno de los años más secos en 60 años, perjudicando a productores agropecuarios y dejando a cerca del 20% de la población sin acceso a agua potable.

Desigualdad y falta de infraestructura

El acceso al agua es una cuestión crítica en América Latina y el Caribe, donde muchos países aún luchan por solucionalo. En Venezuela, el 77% de la población tiene acceso limitado, y el 11% no cuenta con servicio alguno. En la última década, la distribución de agua se ha reducido en más del 60%, mientras que en Perú 3.3 millones de personas carecen de agua potable, obligando a las familias a depender de cisternas y depósitos improvisados. La desigualdad territorial es alarmante, ya que regiones con abundancia de agua carecen de infraestructura.

En República Dominicana, aunque hay grandes recursos hidrográficos, el 78% de la población depende de redes públicas, y solo el 26% tiene servicio continuo. En el sector agrícola, que consume el 82% del agua, se desperdicia el 70% debido a sistemas de riego ineficientes.

Un llamado a la acción

A pesar de estar atrapada en esta paradoja, la crisis del agua en América Latina no es ineludible. La región no carece de agua, sino que su problema radica en la gestión inadecuada, la desigualdad y la falta de adaptación al cambio climático. Para mejorar la situación, es necesario adoptar medidas que incluyan proteger los ecosistemas, reparar la infraestructura y priorizar la equidad en el acceso al agua, considerándola un bien público esencial. Solo así se podrá cambiar el futuro de una región que, a pesar de su abundancia en recursos hídricos, enfrenta serias dificultades en su distribución.