Un destino ideal para los amantes de la gastronomía
A solo dos horas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se encuentra un encantador pueblo donde una madre y su hija han logrado elevar la cocina a un arte, ofreciendo los sorrentinos más exquisitos de la región. En este lugar, de menos de 100 habitantes, se encuentra el restaurante de campo «Don Pascual», que está ubicado en La Invencible, una pequeña localidad que se halla en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, entre las reconocidas Salto y Rojas.
Un viaje hacia la tranquilidad del campo
El trayecto hacia este pintoresco pueblo, donde se puede escuchar el canto de los pájaros y donde todos se conocen, tiene una duración aproximada de dos horas desde el Obelisco. Para alcanzar La Invencible es necesario tomar la ruta nacional 7, pasando por Carmen de Areco y luego unirse con la ruta provincial 31. Solo 17 kilómetros adicionales son necesarios para llegar al destino.
Este restaurante, atendido por madre e hija, solo abre los sábados al mediodía y en la noche, además de los días domingos al mediodía, y es esencial reservar mesa con antelación para asegurar un lugar.
Un legado que se honra a través de la comida
La historia de Don Pascual tiene sus raíces en un emblemático vecino del pueblo, Pascual Garrefa, quien era el propietario de la única hostería del lugar y falleció hace más de 50 años. En diciembre de 2004, Susana Cantelmi decidió honrar su memoria al nombrar su negocio en su honor, fusionando además el legado de su abuela Cristina, de origen calabrés, quien era experta en ravioles con estofado. Inicialmente destinado a familiares y amigos, este proyecto atrajo a visitantes de diversas localidades como Salto, Pergamino, Arrecifes, Carmen de Areco, Rojas, Junín y la CABA, superando las expectativas iniciales.
Sandra, una de las encargadas, relató que cuando adquirieron el restaurante, el local estaba en un estado lamentable tras dos décadas de abandono. Se realizaron diversos trabajos para restaurarlo y devolverle su esplendor.
El menú: una delicia campestre
La propuesta gastronómica comienza con una picada de bondiola y queso, además de empanadas dulces de carne cocinadas en horno de barro. El plato estrella son los sorrentinos de jamón, ricota y nuez, en tanto que los raviolones de espinaca y pollo también gozan de gran popularidad. La modalidad de la casa es de tenedor libre de pastas, permitiendo a los comensales disfrutar de los platos que más deseen en cantidades ilimitadas.
- Se recomienda no irse sin probar los sorrentinos y raviolones.
- La capacidad del local permite recibir a 80 comensales, y es normal que se encuentre lleno.
La influencia de figuras del sector como Rocío Strat, conocida como @lachicadelbrunch en Instagram, ha contribuido a la popularidad del lugar, destacando que «son los más ricos que probé en mi vida».
Sandra menciona que cada plato es preparado con amor y cuidado, utilizando recetas familiares que se han transmitido de generación en generación. «Mi mamá aprendió todo de su abuela y aplica la misma receta. A sus 78 años, llega antes que nadie al restaurante y se va de las últimas, poniendo todo su amor en el negocio».
Un lugar muy solicitado
La casa no solo abre los fines de semana; también realizan aperturas especiales en fechas significativas, como el Día del Maestro. A pesar de las solicitudes de amigos y clientes para abrir de lunes a viernes, madre e hija prefieren mantener una producción artesanal, enfocándose en la calidad de su oferta en lugar de la cantidad.