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El impacto de guardar secretos en el cerebro según la psicología

El impacto de guardar secretos en el cerebro según la psicología

El estudio de los secretos en la psicología

La psicología investiga diversos aspectos de la existencia humana, abarcando no solo el comportamiento, sino también las decisiones y pensamientos. Dentro de este marco, se identifican procesos que, a menudo, influyen de manera significativa en nuestra vida. Uno de estos procesos es el acto de guardar secretos, que podría resultar más perjudicial de lo que se piensa.

Impacto negativo en el cerebro

Los estudios psicológicos han demostrado que el esfuerzo de mantener un secreto puede impactar negativamente en el funcionamiento cerebral. Aunque a simple vista no se considere, este acto puede generar un considerable nivel de estrés. Un estudio realizado por la Universidad de Columbia indica que el esfuerzo constante por evaluar qué se puede o no decir y ante quién se debe comunicar, consume una gran cantidad de energía.

Investigaciones de la Asociación Americana de Psicología, dirigidas por el psicólogo Michael L. Et All, revelan que los secretos que involucran a seres queridos suelen estar relacionados con conflictos personales. La retención de esta información no solo puede llevar al aislamiento social, sino también a la ansiedad y a síntomas de depresión.

Consecuencias físicas y emocionales

Al guarda un secreto, la energía mental se ve comprometida, lo que resulta en menor capacidad de reacción debido a la fatiga y a la desconcentración. Esto puede derivar en una disminución de la resiliencia emocional, aumentando el riesgo de irritabilidad frecuente. Estudios neurológicos han mostrado que, al elegir no compartir un secreto, el córtex orbital prefrontal se activa, generando sentimientos sobre las posibles consecuencias negativas que podría tener la divulgación de información confidencial. Como esta área cerebral está relacionada con la toma de decisiones, es aquí donde se manifiestan los efectos del estrés, manifestándose en indecisión, irritabilidad y dificultades comunicativas.

Además, el acto de guardar secretos puede deteriorar la calidad del descanso, lo que agrava los niveles de estrés y que a largo plazo afecta el aprendizaje, la memoria y el sistema inmune.

Finalmente, la relevancia de la información secreta determina la rapidez y la gravedad de sus efectos en el cerebro, evidenciando que no compartir esos datos puede tener consecuencias reales y serias para la salud mental.