¿Qué significa ser un «caviar»?
Imagina un escenario en el que caminas por la calle y alguien te señala, gritando: “¡Eres un caviar!”. Este término, adquirido especialmente en el contexto peruano, es un insulto que se ha utilizado para referirse a una clase social que se percibe como privilegiada. Sin embargo, su significado abarca aspectos mucho más profundos y ha trascendido las fronteras del Perú. Esto es el tema central del libro del académico Eduardo Dargent, titulado «Caviar. Del pituco de izquierda al multiverso progre», donde examina las implicaciones de ser un «caviar de izquierda» y las paradojas para aquellos que, provenientes de situaciones favorecidas, defienden posturas progresistas.
La dualidad del caviarismo
Dargent se identifica a sí mismo dentro de este contexto, afirmando que «es imposible negarlo». Para él, simplemente negar ser caviar es aún más caviar.
En su análisis, Dargent plantea preguntas sobre el concepto de «caviarismo» y su aceptación en América Latina: ¿Qué implica realmente? y ¿por qué genera tanto rechazo?«. Un «caviar» es alguien que aboga por una ideología progresista y proviene de la clase media o superior, a menudo asociándose con la izquierda. Sin embargo, hay sectores de derecha que también definen posturas caviar.
La complejidad de las alianzas
La historia del socialismo en diversas naciones demuestra que ha atraído a miembros de clases medias y altas para formar alianzas con comunidades más vulnerables. Sin embargo, estas alianzas enfrentan tensiones y cuestionamientos sobre el entendimiento de las realidades de la pobreza. Dargent sostiene que es posible defender ideas de izquierda mientras se disfruta de un nivel de vida cómodo.
Un ejemplo contemporáneo lo ofrece Jeannette Jara, una candidata presidencial chilena, quien afirmó que los comunistas tienen derecho a poseer tecnología de alta gama. Esto refleja una realidad compleja donde los ideales igualitarios chocan con las realidades económicas personales.
La crítica interna de la izquierda
Dargent señala que la «izquierda más de izquierda» a menudo critica a los caviares debido a su relación con las dinámicas de poder. Se les acusa de tener intereses que obstaculizan el cambio social, al no ser conscientes de sus privilegios cuando efectúan decisiones sobre políticas públicas. Este resentimiento se traduce en una rabia hacia quienes perciben como ajenos a la lucha por la igualdad.
Debates dentro de la izquierda
Además, Dargent observa que los caviares son percibidos como elitistas, lo que genera una desconexión con las preocupaciones sobre derechos humanos, diversidad sexual y causas ecológicas que algunos creen que pueden limitar el desarrollo de proyectos nacionales. A menudo, esos caviares son criticados por su falta de radicalismo. Para ellos, el término se convierte en un estigma que permite una separación entre quienes luchan en favor de los vulnerables y quienes parecen defender intereses de élite. Dargent añade otro punto crítico: el desprecio hacia la política electoral, que considera necesaria para la efectividad del cambio social.
La relevancia del caviar en la actualidad
A pesar de las críticas, muchas de las agendas progresistas históricamente han sido impulsadas por caviares, quienes han luchado por causas esenciales como la disminución de la pobreza y la defensa de derechos humanos a lo largo de América Latina. Sin embargo, su influencia ha mermado en los últimos años, especialmente en el contexto de un aumento de populismos de derecha, lo que les ha llevado a considerar la necesidad de una organización política más sólida.
Dargent concluye que el concepto de caviar es reconocible en varios países de la región, cada uno con su propio término para designarlos. En Colombia, se utilizan palabras como mamertos, mientras que en Chile se habla de socialistas de champán. Figuras como el presidente Gabriel Boric o la exalcaldesa de Bogotá Claudia López pueden ser considerados como caviares. Esto plantea preguntas sobre la validez y la aceptación del caviarismo en la política contemporánea en América Latina.
