La kombucha, una bebida con múltiples beneficios
En un mercado sobresaturado de bebidas funcionales, la kombucha se destaca no solo por su sabor ligeramente ácido y burbujeante, sino también por la vasta gama de beneficios que se le atribuyen. Esta bebida fermentada, que se elabora a partir de té, azúcar y un cultivo simbiótico de bacterias y levaduras, no es nueva. Sin embargo, su reciente expansión en Occidente marca un cambio significativo en el crecimiento de los alimentos fermentados, consolidando su presencia en dietas saludables.
Propiedades y proceso de fermentación
Al igual que el kéfir, kimchi o chucrut, la kombucha se integra a un movimiento creciente que resalta el impacto positivo de los probióticos en la salud digestiva. Su consumo regular puede ayudar a fortalecer la microbiota intestinal, mejorar la digestión y potenciar el sistema inmunológico. Sin embargo, la historia, composición y propiedades de esta bebida ocultan más de lo que parece.
- La kombucha se produce al fermentar té (ya sea negro o verde) con azúcar y un cultivo conocido como SCOBY (Symbiotic Culture of Bacteria and Yeast).
- Este disco gelatinoso flota en la superficie del té, actuando como fermentador al transformar los azúcares en compuestos bioactivos, y como barrera natural contra contaminantes.
Durante el proceso de fermentación, las levaduras del SCOBY descomponen los azúcares en alcohol y dióxido de carbono, mientras que las bacterias convierten ese alcohol en ácidos orgánicos como el ácido acético, que le confiere su sabor característico.
Una tradición milenaria
Aunque la kombucha ha ganado popularidad en la última década como símbolo de bienestar, sus raíces se remontan a más de 2000 años atrás en China, donde se conocía como «el té de la inmortalidad». Posteriormente, se popularizó en Japón y Corea, llegando a Rusia y Europa del Este en el siglo XX. Sin embargo, fue en la década de 2010 cuando su presencia se consolidó en el mercado global.
En 2021, el valor de mercado de la kombucha alcanzó la cifra de 2.640 millones de dólares, y se estima que para 2030 superará los 9.700 millones, según datos de Grand View Research. Este crecimiento ha despertado el interés de grandes corporaciones, como PepsiCo, que adquirió la marca KeVita en 2016, una de las principales productoras de kombucha.
Beneficios para la salud
La licenciada en Ciencias de la Nutrición y Biotecnología, Linda Jungwirth, especialista en microbiología, resalta los efectos beneficiosos de la kombucha para la salud intestinal: «Fortalecen las comunidades de bacterias beneficiosas del microbioma intestinal y suprimen las dañinas», explica.
- Una microbiota equilibrada favorece la descomposición adecuada de los alimentos.
- Contribuye a la salud emocional mediante el eje intestino-cerebro.
- Ayuda a mantener la integridad de las uniones celulares del intestino, previniendo la permeabilidad intestinal y su posible evolución en inflamación crónica.
Adicionalmente, la kombucha posee componentes antimicrobianos como:
- Bacteriocinas de bacterias lácticas.
- Ácidos acéticos de bacterias acéticas.
- Compuestos fenólicos del té.
- Minerales esenciales como magnesio, calcio y potasio, que son fundamentales para el sistema inmunológico.
Otra ventaja significativa es su capacidad desintoxicante: «Durante la fermentación, se produce ácido glucurónico, que se une a toxinas y facilita su eliminación hepática», señala Jungwirth. La presencia de vitamina C y vitaminas del complejo B, junto con antioxidantes naturales, ayuda a reducir la inflamación, mejorar la energía y potenciar la salud general.
Evidencias y elaboración casera
Si bien aún se requiere más investigación científica específica en humanos, los beneficios respaldados hasta el momento abarcan:
- Salud digestiva: los probióticos ayudan a equilibrar la microbiota y optimizar la absorción de nutrientes.
- Inmunidad: un intestino saludable refuerza el sistema inmune, que está conformado en un 70% por elementos presentes en el tracto digestivo.
- Antioxidantes: los polifenoles del té se transforman en compuestos antiinflamatorios más pequeños.
- Desintoxicación hepática: gracias a la presencia de ácidos orgánicos como el glucurónico.
- Aumento de energía: gracias a la cafeína del té y las vitaminas del complejo B.
- Regulación emocional: los probióticos de ácido láctico pueden influir positivamente en el estado de ánimo y la respuesta al estrés.
Preparar kombucha en casa es sencillo, aunque requiere ciertos cuidados. Los pasos esenciales son:
- Infusión inicial: Hervir agua, infusionar té negro o verde y disolver azúcar.
- Fermentación primaria: Dejar enfriar, añadir SCOBY y un poco de kombucha de una tanda anterior. Tapar con una tela y fermentar entre 7 y 10 días en un lugar cálido.
- Segunda fermentación: Retirar el SCOBY, embotellar y dejar reposar dos o tres días más para intensificar la efervescencia. Se pueden añadir frutas como fresa, maracuyá o limón, jengibre o hierbas aromáticas.
- Refrigeración: Una vez finalizada la fermentación, conservar en la nevera para detener el proceso.
Si bien la kombucha no es una solución mágica ni sustituye a una alimentación equilibrada, sus propiedades, su rica historia y su papel en la cultura contemporánea la convierten en una opción atractiva para quienes desean mejorar su salud a través de la nutrición.
