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Mundo polarizado: desafiando el pensamiento dicotómico

Mundo polarizado: desafiando el pensamiento dicotómico

Entendiendo el pensamiento de todo o nada

En la sociedad actual, la noción de estar con nosotros o en contra nuestra representa una de las ideologías más arraigadas en los discursos poderosos de la historia. Esta forma de pensar, conocida como pensamiento dicotómico, ha influido en conflictos y transformaciones a lo largo del tiempo, estableciendo divisiones que van desde revolucionarios y contrarrevolucionarios en la Rusia postzarista, hasta fascistas y antifascistas en Italia durante los años 30.

Los peligros del pensamiento binario

El pensamiento en blanco y negro, o absoluto, es seductor porque simplifica la realidad en términos de correcto o incorrecto, bueno o malo. Sin embargo, esta perspectiva, aunque reconfortante, es engañosa y problemática en contextos sociales y personales. La psicóloga Kimberley Wilson, durante su intervención en el programa de la BBC «What’s Up Docs?», explicó que nuestros primeros años de vida nos enseñan a categorizar el mundo en buenos y malos, lo que se convierte en una tendencia difícil de superar en la adultez.

Wilson destacó que en la mente de un bebé, la distinción entre lo bueno y lo malo se establece a partir de experiencias iniciales, donde una figura maternal puede ser vista como protectora o negligente. A medida que crecemos, nos damos cuenta de la complejidad de las relaciones y de que las personas son, en realidad, humanas y por ende, imperfectas.

La búsqueda de la simplicidad mental

El deseo de categorizar situaciones y personas como buenas o malas reduce la carga cognitiva, dado que pensar requiere energía. «Nuestro cerebro busca economizar energía», explicó Wilson. Clasificar a otros facilita las interacciones, evitando un análisis profundo y exigiendo menos esfuerzo mental.

Sin embargo, esta forma de pensar puede tener consecuencias extremas, tanto al caer en el narcisismo como en la depresión severa. Aquellos que ven el mundo en términos absolutos pueden terminar liberando toda su autoestima o cargando con una visión negativa de sí mismos.

Formas de desafiar el pensamiento dicotómico

Frente a alguien que piensa en términos binarios, el diálogo abierto es más productivo que el enfrentamiento directo. Wilson sugiere que, al permitir el beneficio de la duda, se abre la puerta a nuevas perspectivas. Esto significa reconocer que nuestras creencias son solo eso: creencias, y no verdades absolutas. De este modo, se facilita la comprensión de que cada ser humano es complejo.

Efectos en la sociedad y la política

El pensamiento binario no solo afecta a individuos, sino que también se utiliza eficazmente en el ámbito político. Al crear dos bandos en conflicto, se polariza la opinión pública, lo que puede ser útil a corto plazo, pero erosiona la cohesión social a largo plazo. Wilson plantea que aquellos que se definen en oposición a su adversario, tienden a desconocer las cualidades positivas de los demás, lo que fomenta un ambiente de antagonismo.

En conclusión, al adherirnos a visiones polarizadas, perdemos la oportunidad de reconocer la humanidad que compartimos con el otro. Aprender a ver más allá de la división y aceptar la complejidad de las personas y situaciones podría conducirnos a una convivencia más pacífica, en donde apreciemos las similitudes y la bondad en los demás.