Arcoíris: cuando la Justicia transforma tu vida en una tormenta

En el 2018 Delfina, la mamá de Arcoíris, denunció al abuelo paterno de la niña por presuntos abusos sexuales. Ese día comenzó para ellas una pesadilla legal que aún hoy se sostiene.

Y si bien la historia de Arcoiris es una en miles ya que, según datos de UNICEF, se estima que una de cada cinco niñas y uno de cada 13 niños son abusados sexualmente en Argentina. Lo engorroso del camino judicial preocupa: de esos abusos, sólo el 2% llegan a una sentencia para el agresor.

Para tratar de entender qué pasa con Arcoiris, entrevistamos a Alejandra Glatzel, abogada e integrante de la Mesa de Justicia por Arcoiris y también a su madre, Delfina Silvia Zarrans.

El delito de abuso sexual es uno de los más difíciles de comprobar ya que sucede puertas adentro y, en general, sin testigos. Mucho más complejos son los abusos en las infancias porque detectarlo es el primer paso pero muchas veces no sucede y al tratarse de infancias si no hay red de apoyo o de escucha, las infancias no hablan.

En este caso, Arcoíris sí habló. En el 2018 y según su mamá, le contó en reiteradas ocasiones que José “Cuki” Vergara, padre de su padre, había abusado de ella. En ese momento la niña tenía dos años y lo dijo como pudo. Delfina inmediatamente activó una denuncia para protegerla pero lejos de solucionar el problema, se profundizó.

Dato suelto: José “Cuky” Vergara es Jefe de Despacho de la Secretaría de Justicia de la provincia de La Rioja.

La Justicia tiene cara de varón

Después de una charla con la psicopedagoga, Delfina entendió que Arcoíris estaba relatando un abuso sexual. En ese momento, hizo lo que se debe hacer: acudió a la Justicia para que las proteja.

“Cuando me enteré de todo fue muy fuerte pero actué rápido e hice la denuncia. Cuando yo entré al Poder Judicial dije listo, o sea ellos la van a proteger, es lo que una piensa pero no, claramente no fue así. Nunca me imaginé la persecución y la criminalización que estamos teniendo. Yo pedí que las visitas con el padre sean asistidas porque era él quien no podía garantizar el cuidado de mi hija, porque cuando estaba con él, el abuelo accedía a mi hija, entonces pedí las visitas asistidas pero nunca me las dieron”, explica su mamá.

En ese momento y con una justicia ineficiente, Delfina decidió no dejar que el padre acceda a ver a su hija y es en ese momento cuando todo se transforma en una pesadilla. “Ahí empiezo a ser denunciada por impedimento de contacto que es por lo que hoy tengo la domiciliaria. La justicia no solo no actúo para proteger a Arcoíris sino que también empezaron a hostigarnos”, relata desesperada Delfina.

Si bien socialmente el rol de la mujer está asociado al cuidado, en los hechos muchas veces se pone en juego ésta afirmación. Para la abogada, uno de los mayores problemas es que en la Justicia la figura de las madres busca ser desprestigiada de forma sistemática. “Hay una línea muy fuerte dentro de la justicia respecto a presentar a la figura de las madres como quienes vulneran los derechos de las infancias y que usan a las niñez y a las juventudes para vengarse de supuestos buenos progenitores. Y eso está muy lejos de la realidad. Lo que ocurre es que hay un poder judicial que trabaja para sostener la restauración patriarcal y el poder de estas masculinidades que es un poder de abuso sobre las niñeces”, denuncia.

Los datos indican que el 80% de los abusos en las infancias suceden en el ámbito familiar. Pero ese entorno no es el único que las violenta. “La justicia obró y obra para resguardar básicamente el poder de abuso del entorno. La tortura no solamente está haciendo ejercida por un entramado vincular familiar sino también por la justicia”, agrega.

En este letargo de casi cinco años y con siete denuncias en su haber, Delfina se mudó de La Rioja a Buenos Aires. El miércoles pasado la División Delitos Contra Grupos Vulnerables de la Policía de la Ciudad ordenó allanar el domicilio para practicar su detención. El allanamiento se detuvo por una muralla humana de organizaciones feministas que impidió que la Policía ingrese al lugar.

“Hay dos juezas en el marco de lo Penal que son Días Marano y Gisela FlaminiFlamini es la que ordenó el allanamiento en el cual sometió nuevamente a tortura a Arcoíris, que vivió desde las 6 de la tarde hasta las 3 de la mañana un tremendo calvario pensando que iba a ser nuevamente arrancada de los brazos de su mamá. Afortunadamente, gracias al acompañamiento y al abrazo de quienes estamos luchando para que se haga justicia, se logró que esa intervención se pause y que la nena se quede con su mamá que es, en definitiva, lo que expresa desde que arrancó el juicio”, indica la letrada.

El abuso y sus señales

Una de las características usuales respecto a los abusos está relacionada a detalles indirectos en las infancias. “Yo nunca asocié los síntomas con abuso sexual, no existía en mi cabeza, no pensaba sinceramente en eso pero hoy te puedo decir que los síntomas que veo como comunes entre lo que sufrió mi hija y lo que veo con las mamás que converso son las pesadillas, mi hija tenía pesadillas y se hacía pis encima”, relata Delfina.

“Muchas veces las niñeces y más a temprana edad, pueden contar lo que les está pasando, sólo hay que prestar mucha atención ya que en general hay un montón de indicadores indirectos y esto es importante que todos lo tengamos presente. Si notás que hay algo que pasa, hay que accionar”, explica la letrada.

La importancia de la palabra

Esta semana Arcoiris empezó segundo grado y su madre, que se encuentra en prisión domiciliaria, no pudo acompañarla. “Aún así, desde el año pasado, Arcoíris pudo empezar a transitar una vida más cercana lo que esperamos que cualquier infancia pueda tener, tener actividades recreativas, hacer lazos afectivos y sobre todo estar protegida”, indica la socióloga.

“Acá en CABA tenemos una red y estamos cerca del tribunal civil 106 que es en el que se tramita nuestra causa de violencia doméstica. Mi hija no puede ser llevada a La Rioja hasta que no esté garantizada su seguridad, porque sé que no importa qué pase conmigo, pero sé que ella va a estar acá protegida asistiendo a la escuela. Acá tiene amiguitas así que vamos paso a paso”, relata Delfina.

Son muchas las abogadas y abogados que indican que la Justicia Argentina se maneja de forma adultocentrista y que escuchar a las infancias es una materia pendiente. Arcoíris no es la excepción. “Es muy duro, es muy difícil porque ella viene hablando desde hace mucho tiempo solo que el Poder Judicial de La Rioja nunca la escuchó. Yo siento que esto lo que le demuestra es que hay que hablar porque buscan callarla pero creo que eso es lo que le da a mi hija la fuerza para hacer todo lo contrario. Al silencio no volvemos nunca más”, agrega.

La importancia de la escucha es igual de preponderante que la necesidad de redes de apoyo. “Todo este montón de gente, esta cantidad de compañeras y compañeros que nos creen y nos apoyan hacen que podamos vivir con un poco de calma ante esta pesadilla. Arcoíris está muy enojada con esta situación y con que su mamá no la pueda ni siquiera acompañarla a la plaza, pero sabe que hay un montón de gente que la abraza y que, principalmente, le cree. Arcoíris es resiliente”, finaliza Delfina.

Fuente: filo.news