Home Sociedad Del rastreo de teléfonos a un estratagema: el trasfondo de las detenciones de “Pequeño J” y su aliado en Perú

Del rastreo de teléfonos a un estratagema: el trasfondo de las detenciones de “Pequeño J” y su aliado en Perú

Del rastreo de teléfonos a un estratagema: el trasfondo de las detenciones de “Pequeño J” y su aliado en Perú

Las primeras pistas sobre “Pequeño J”

Las investigaciones para capturar a “Pequeño J” y su colaborador, Matías Ozorio, comenzaron tras el descubrimiento de los cuerpos de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez en una vivienda ubicada en Florencio Varela. Desde ese momento, la Policía Bonaerense inició un análisis exhaustivo de información clave, luego de realizar las primeras cuatro detenciones. Es notable que la mayoría de los detenidos no conocían el nombre real de Tony Janzen Valverde Victoriano.

Claves en la investigación

La mujer de 28 años, Magalí Celeste González Guerrero, quien era la dueña de la residencia donde ocurrieron los hechos y pareja de uno de los implicados, fue fundamental al revelar información importante. Proporcionó detalles, ubicaciones y circunstancias sobre el crimen, que su esposo, uno de los hombres más cercanos a “Pequeño J”, habría grabado.

Así, el 26 de septiembre, se llevó a cabo un allanamiento en el hogar de una de las mujeres vinculadas a “Pequeño J”. Según comentó a medios locales Javier Alonso, ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires: «Llegamos tres horas después de que se había ido del lugar, casi lo agarramos». Este operativo permitió a la policía obtener el teléfono de Valverde Victoriano, facilitando su ubicación a través de las antenas de telefonía.

La fuga hacia Bolivia

Los investigadores pronto determinaron que “Pequeño J” contaba con tres teléfonos móviles y empezaron a comunicarse con sus contactos. Esto llevó a descubrir que, el mismo viernes, había cruzado la frontera hacia Bolivia. Una vez allí, se perdió el rastro de su ubicación, sin embargo, la Policía boliviana realizó tareas de inteligencia e identificó un posible encuentro entre “Pequeño J” y Matías Ozorio, programado para el 30 de septiembre en Plaza Norte, uno de los centros comerciales más activos de Lima.

Detención de Matías Ozorio

Para poder capturar a “Pequeño J”, fue necesario primero aprehender a su mano derecha, Matías Ozorio. Fuentes policiales en Perú confirmaron que el argentino había ingresado al país dos días antes. «Cuando supimos que Ozorio estaba en Perú, fue fácil rastrear que mantenía comunicación con Argentina y que había coordinado el encuentro en Plaza Norte», indicó Percy Pizarro, jefe de Inteligencia antidrogas de Perú.

La decisión de encontrarse en un lugar concurrido estaba destinada a evitar ser detectados. Pizarro comentó que los equipos de inteligencia fueron desplegados con premura y que un detalle clave fue la vestimenta de Ozorio, quien llevaba una chalina, algo inusual en la zona. Este dato singular permitió su arresto y su celular fue utilizado de manera estratégica para engañar a “Pequeño J”, quien se dirigía a Lima en ese momento.

Captura de “Pequeño J”

La labor de inteligencia continuó y, a través del rastreo de los teléfonos, se supo que “Pequeño J” había cruzado la frontera el 30 de septiembre. Aunque no tenían la certeza sobre el vehículo en el que viajaba, realizaron un seguimiento que confirmó su traslado hacia la capital peruana. Según Javier Alonso, este narco usaba tres teléfonos, y gracias a ello se pudo rastrear su camino, incluso a pesar de estar al tanto de las noticias en Argentina.

Finalmente, el rastreo de vehículos, facilitado por una manifestación cercana, llevó a la identificación de “Pequeño J” dentro de un camión de carga pesada. Su celular fue confiscado y está actualmente bajo análisis. Al tratarse de un ciudadano peruano, aún se aguarda el cumplimiento de los trámites legales para su extradición a Argentina. Alonso se mostró optimista y sugirió que, la próxima semana, “Pequeño J” podría estar de regreso en el país, aunque Percy Pizarro comentó que el proceso podría tomar entre 30 y 60 días debido a la burocracia necesaria.