Consumo en aumento
El interés por las bebidas con menos azúcar sigue en ascenso en Argentina y en otros países de la región, lo cual responde a un cambio cultural que está transformando la mentalidad tanto de los consumidores como de los productores. Actualmente, la salud juega un papel crucial en las decisiones de compra y, para mantener su competitividad global, las marcas están implementando estrategias que incluyen la innovación en edulcorantes y la reformulación de recetas tradicionales.
Redefinición del mercado
En este nuevo contexto, la oferta de productos también está cambiando. La reducción de azúcar ha pasado de ser una opción a convertirse en un requisito esencial para mantener la participación en el mercado. Según Sofía Vargha, Magíster en Ciencia y Tecnología de Alimentos y docente en la Universidad de la República de Uruguay, «el gusto por lo dulce es innato e indiscutible, pero ahora los consumidores son más conscientes de los efectos negativos del exceso de azúcar en su salud».
Un cambio gradual
Transformar la cultura de consumo no sucede de forma instantánea. Durante años, el azúcar ha sido fundamental en la experiencia de sabor aceptada en la sociedad. No obstante, la implementación de nuevas regulaciones está obligando a las empresas a replantear sus fórmulas. Sellos de advertencia y guías nutricionales ejercen presión adicional sobre las marcas para que avancen rápidamente hacia la transformación. Como indicó Florencia Canzonieri, directora ejecutiva de la Cámara Argentina de la Industria de Bebidas sin Alcohol (CADIBSA), «esta tendencia de reducción de azúcar no se limita a lo local, sino que es una movida global».
Decisiones empresariales
Las estrategias que están adoptando las compañías se centran en dos áreas: mantener las líneas tradicionales dirigidas a un público fiel y ampliar la oferta de bebidas con menos o sin azúcar. Este equilibrio es crucial para evitar la pérdida de cuota de mercado. Vargha afirma: «una estrategia más robusta sería trabajar en paralelo con ambas líneas, permitiendo que las marcas se adapten a las expectativas de los consumidores y se mantengan competitivas en un entorno regulado».
Desafíos de salud pública
El debate no es exclusivo de la industria, ya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó recomendaciones firmes sobre el consumo de azúcares libres. El doctor Brian Cavagnari, médico y doctor en Ciencias Biológicas, advierte que «no deberíamos consumir más del 10% de nuestras calorías diarias en forma de azúcares libres.» Para un adulto promedio de 70 kilos con una dieta de 2.000 calorías, esto representa 200 calorías en azúcares. Sin embargo, aproximadamente el 80% de la población argentina excede este límite.
Además, el especialista subraya que «si se aplica la recomendación condicional de no superar el 5% de ingesta calórica, más del 90% de la población está por encima de lo permitido, siendo las bebidas azucaradas una de las principales fuentes de ese exceso». Cada gramo de azúcar proporciona 4 kilocalorías, lo que puede contribuir al aumento de peso y, en consecuencia, al incremento del riesgo de enfermedades crónicas.
Innovation en edulcorantes
La reformulación de productos se basa en el uso de edulcorantes no calóricos que proporcionan sabor dulce sin añadir calorías. Cavagnari aclara que «los edulcorantes no calóricos no son una solución mágica para perder peso ni controlar la glucosa por sí solos; el beneficio proviene de sustituir el azúcar por estos reemplazos». Mónica Katz, nutricionista, refuerza este punto al afirmar que «los endulzantes no calóricos son evaluados por agencias reguladoras y pueden ser una opción viable dentro de un estilo de vida saludable».
La percepción del consumidor
Sin embargo, las marcas no solo deben enfocarse en la seguridad de sus productos, sino también en la percepción del consumidor. Vargha destaca que «hoy en día, las tendencias se orientan hacia productos que sean naturales y sostenibles. Resaltar estas características, sin sacrificar el sabor, es fundamental para mejorar las ventas».
Costos y regulaciones
La falta de uniformidad normativa genera costos adicionales, ya que cada país impone diferentes reglas sobre etiquetado y advertencias, lo que obliga a las marcas a rediseñar sus rótulos para cada mercado. Vargha indica que «la adopción de nuevas regulaciones de manera conjunta, como bloque regional, es fundamental para facilitar la comercialización». En cuanto a los costos, la diferencia entre el azúcar tradicional y los edulcorantes varía según el tipo de producto, aunque algunos edulcorantes pueden resultar más costosos, el impacto se compensa al ofrecer productos con un perfil nutricional mejorado.
Un mercado en crecimiento
Las proyecciones indican que el mercado de bebidas sin azúcar seguirá en expansión en los próximos cinco años, ya que la salud se ha convertido en una prioridad y los alimentos funcionales están ganando terreno. Estos productos pueden ofrecer nutrientes y beneficios asociados al bienestar, siempre que logren equilibrar sabor y beneficios.
La presión de los inversionistas está impulsando a las marcas hacia este enfoque. Fondos y accionistas prefieren empresas que demuestran un compromiso con regulaciones y hábitos saludables. La sostenibilidad se integra en la narrativa corporativa no solo como una responsabilidad social, sino como una estratégica de crecimiento en mercados internacionales.
Recomendaciones para los consumidores
Ante tanto ruido informativo, surgen cuestionamientos entre el público. ¿Es conveniente elegir siempre opciones reducidas en azúcar? Los expertos coinciden en que no existen productos mágicos. Cavagnari resalta que «no consumimos componentes alimenticios de manera aislada, sino como parte de una dieta integral». La clave es mantener una alimentación variada, suficiente y moderada.
Katz agrega que «no debemos esperar que los endulzantes no calóricos sean la solución para prevenir obesidad o diabetes; son útiles dentro de un estilo de vida equilibrado, pero no sustituyen la necesidad de una alimentación balanceada y ejercicio». La recomendación más práctica es priorizar agua como bebida principal y dejar las opciones azucaradas para ocasiones especiales.
Edulcorantes en consideración
Cavagnari también aclara que «no todos los edulcorantes son iguales, son moléculas con distintos niveles de absorción y metabolismo». No se puede clasificar un edulcorante como mejor o peor; lo importante es consumirlos dentro de los límites establecidos por la ingesta diaria admisible para garantizar su seguridad. Resalta que estas bebidas no son medicamentos y no previenen enfermedades, su única función es aportar un sabor dulce sin calorías.
Conclusión
El cambio en el consumo de bebidas representa un reto significativo. Reducir el azúcar mientras se mantiene el atractivo del sabor implica un desafío que abarca lo técnico, lo regulatorio y lo comercial. Este diálogo continuará en tanto los consumidores ajusten sus elecciones. Katz resume: «los edulcorantes no calóricos son seguros y permiten disfrutar del sabor dulce sin las calorías excesivas, son una herramienta válida dentro de un estilo de vida saludable, aunque no son la solución única a los problemas de salud pública».