Recordando una tragedia
La aclamada cronista Elena Poniatowska, una de las voces más destacadas del idioma español, rememora el terremoto de 1985 a través de historias humanas profundas. Entre ellas, recuerda a un hombre de baja estatura a quien se conocía como La Pulga, quien se convirtió en un símbolo de valentía. «Pienso en el terremoto y me viene a la memoria un tipo extraordinario; le decían La Pulga y era chaparrito como yo, pero valiente. Entraba en los túneles, golpeaba la tierra y se daba cuenta si había atrapada alguna persona. Vino a mi casa varias veces”, compartió.
Un testimonio vivo
A los 93 años, Poniatowska, quien recibió el Premio Cervantes en 2013, a veces olvida nombres, pero su memoria se mantiene notablemente aguda. A pesar de que no comprende del todo el interés por su obra «Nada, nadie. Las voces del temblor«, está abierta a recordar, lo cual considera uno de sus placeres más profundos. «Yo daba un taller de literatura a señoras y les dije que la próxima clase iba a ser en la calle. Las mandé a recoger testimonios y lo hicieron muy bien”, añadió.
Este libro revela las historias humanas detrás del sufrimiento y está compuesto por múltiples colaboraciones bajo la dirección de Poniatowska, quien reiteraba a sus colegas la importancia de mostrar en lugar de contar: «no me digan, muéstrenme». Con esta idea, el volumen narra relatos, algunos de ellos aterradores, como el de un agujero que se tragó un edificio de apartamentos con 300 residentes.
La memoria y la solidaridad
Poniatowska, que desciende varias veces a diario los 17 peldaños de su hogar en Chimalistac, al sur de la Ciudad de México, mantiene una rutina activa. A pesar de que ya no nada, se viste a menudo con ropa deportiva que le rememora su juventud como nadadora. «No soy psicóloga, pero algo sé y es que en aquella tragedia los mexicanos mostraron una solidaridad que ni ellos imaginaban. Bajaron muchas señoras de donde viven los más ricos en castillos como casas. Trajeron comida y jarras de agua a los damnificados; algunas se enteraron en esos días que existía Tepito”, recuerda, refiriéndose a un conocido barrio popular de la ciudad.
Todo eso está documentado en su libro, reeditado recientemente por Seix Barral, el cual critica el desinterés de ciertos políticos que, según Poniatowska, parecían más preocupados por honrar a Nancy, la esposa del presidente Ronald Reagan, que en atender a las víctimas directas del sismo. «¡Aquí vienen algunos a hacer campaña, a obtener triunfos políticos y publicitarios a nuestra costa!», denuncia.
La esencia del periodismo
A pesar de haber obtenido numerosos galardones a lo largo de su carrera literaria, Poniatowska se vio nuevamente atraída hacia sus raíces en el periodismo al abordar los sucesos del pasado. «Era imposible hacer ficción en ese libro. Le hubiera faltado al respeto al dolor de la gente. Por eso me apegué a los hechos. Fue emocionante seguirle el rastro a la tragedia en nuestra Ciudad de México», comentó.
El principal parque de béisbol de la ciudad fue utilizado como morgue durante la tragedia y un grupo de hombres solidarios que se adentraron en los escombros para salvar vidas se ganaron el apodo de topos. Muchas personas de varias naciones colaboraron en momentos críticos, y esas historias son compartidas en «Nada, nadie: Las voces del temblor», ahora revividas por el pueblo. «Nuestra Ciudad de México es como un volcán y los que viven cerca del estallido, estallan», concluye, invitando a todos a explorar su obra llena de humanidad.