El encarcelamiento de Milagro Sala, el 16 de enero de 2016, apenas asumidos el gobierno de Mauricio Macri en la presidencia y de Gerardo Morales en la gobernación de Jujuy, abrieron un camino de persecución, intolerancia y estigmatización a dirigentes sociales y referentes políticos (en particular a mujeres).
Ese recorrido de la política dictando el pulso al Poder Judicial transita en la actualidad uno de sus momentos más virulentos. Muestra de esto, es el encarcelamiento a cinco militantes (cuatro mujeres y un varón) acusades de tirar caca en la puerta de la casa del diputado José Luis Espert, uno de los políticos más violentos de esta gestión.
Ese armado de causas, la violación total de los derechos, encarcelamientos arbitrarios y la demonización de la actividad política es lo que analizan la abogada Eli Gómez Alcorta y la doctora en Derecho Valeria Vegh Weis en el libro Jujuy, el laboratorio de la represión editado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Tiempo Argentino dialogó con sus autoras.

-¿Cómo llegan al concepto de “punitivismo neutralizador”, que es el eje de este libro?
Valeria Vegh Weis: –Teníamos todo el bagaje empírico de las causas de Milagro gracias a Eli, quién fue y continúa siendo su abogada defensora. A partir de ahí, nos detuvimos a identificar cuáles fueron las estrategias judiciales que se usaron para su persecución. Cuando la situación comenzó a escalar con la detención de Nahuel Morandini, preso por tuitear (enero de 2024), ya vimos con temor que la situación alcanzaba niveles bizarros que sobrepasaban los límites del Estado de Derecho. Hoy vemos que han pasado los años y Milagro sigue detenida.

A partir del estudio de las causas, surgieron inquietudes teóricas. Por ejemplo, ¿Es lo mismo lo que pasó con Milagro que lo que sucede con Cristina? ¿Corresponden al concepto de lawfare? ¿O hay algo más? Ahí fue que llegamos al concepto de “punitivismo neutralizador”, al que definimos como un paso más después de lawfare. Las cinco detenciones de esta última semana lo muestran claramente: es un accionar desmedido del sistema penal completamente ilegal y que lo que hace es poner el foco en amedrentar. Uno pasa a preguntarse dos veces ¿voy a la marcha? ¿corro un riesgo físico? ¿voy con los chicos? ¿me pueden detener por estar vendiendo empanadas?
Eli Gómez Alcorta: –Un ejemplo de eso es Alberto Nallar. Es abogado, va a decirles a las comunidades indígenas que tienen derecho a cortar la ruta y termina detenido. Con el libro, buscamos ponerle una mirada analítica a un proceso que nosotros vivimos como defensores hace ocho años en Jujuy.
-¿Qué es lo primero que detectaron de esta estrategia?
VVW: –Es casi de manual. Las estrategias que se usaron en Jujuy se empezaron a replicar a nivel nacional, primero con Macri y ahora en forma desmedida en el gobierno de Milei. Por ejemplo, la gran estrategia desde lo dogmática penal para perseguir a Milagro es la imputación como instigadora. Ella no estaba nunca presente en los hechos de los que se la acusaba, es decir, no se podía probar que había participado en esos delitos, pero siempre aparecía un testigo de la nada diciendo, “ella fue la que ordenó que cometiéramos el delito”. En la misma línea, vemos a Cristina detenida sin que los autores materiales de los rangos inferiores en la jerarquía del Estado estén condenados.
EGA: -Las condenas a Cristina y a Milagro están basadas en exactamente la misma imputación. Es algo que nadie dice, pero es idéntica: jefa de una asociación ilícita y coautora del delito de administración fraudulenta. En ninguno de los dos casos estuvieron presentes en los hechos que se les imputan.
VVW: –Son dos mujeres, dos dirigentas con muchísima capacidad de movilización social, las dos defienden una agenda de justicia social. Por eso tenemos que prestar atención a todo lo que pasó en Jujuy. A partir de esa experiencia, podemos entender primero cuáles son las estrategias de persecución se están utilizando a nivel nacional y, en segundo lugar, cuáles son las estrategias de la resistencia que se utilizaron en Jujuy y que nos pueden inspirar a nivel nacional.
-¿Por qué les parecía importante hacer esta revisión desde una mirada teórica y empírica?
EGA: –Poner la mirada retrospectiva es, sobre todo, una lección para el campo nacional y popular. La militancia entiende que son injustas las detenciones, pero hay pocas herramientas de análisis a disposición. Es casi una cuestión de fe creer que tanto Cristina como Milagro son inocentes, pero hace falta tener herramientas para explicarlo. Por ejemplo, a irregularidad de que causas que se habían cerrado se vuelven a abrir. Tenemos que hablar de esto para estar atentos y saber cuáles son las estrategias de persecución para no sorprendernos.
VVW: –Además, el Derecho y el Poder Judicial siempre se esconden detrás de un lenguaje anquilosado, súper difícil, con sentencias kilométricas que ni siquiera te animás a leer porque de antemano sentís que no las vas a entender. Por eso lo que nos propusimos es hacer un trabajo pedagógico, de militancia, de activismo, de esclarecer todas esas cuestiones que están protegidas por la oscuridad del Poder Judicial. Porque cuando hablamos de “punitivismo neutralizador” decimos: van primero por los dirigentes políticos que defienden una agenda de justicia social, luego van por los dirigentes sociales, después van por activistas aislados y finalmente van más por individuos que están circulando por la vía pública en el momento en que hay una marcha. Esta idea de que pueden agarrar a cualquiera en cualquier momento y bloquea y puede llevar a la despolitización, la desmovilización, el miedo y el aislamiento.

EGA: –Y hay más. Tenés a Espert diciendo, por ejemplo, que hay que matarlos, hay que colgarlos, que la hija de Cristina es una hija de puta, que hay que meterle bala a Miriam Bregman. Ante ello, se hace un escrache para visibilizar tanta violencia, pero después desde el arco popular terminamos concentrados en las detenciones de quienes supuestamente lo llevaron adelante. El reclamo quedó lejísimos. Es decir, en lugar de discutir lo que queríamos (la violencia de Espert), terminamos corriendo para defender a las pibas presas. La noticia misma son las pibas presas… ¿Y el reclamo legítimo y justo? Es más, ¿quién está como querellante en la causa? El mismo Espert, el tipo que dijo “hay que meter bala”. Es el único que puede ver la causa. Es demencial.
-¿Qué otra finalidad tiene esta persecución política-judicial?
EGA: – El corazón del libro es el caso de Milagro. Explicamos, primero, por qué Milagro y por qué La Tupac. Hay otra cuestión, de la que en general no se habla y es la destrucción de la organización social. Siempre se piensa en la destrucción, eliminación o estigmatización de las dirigentes. Pero a la Tupac le sacaron la personería, le sacaron los bienes, le sacaron las fábricas. Y eso también es parte del objetivo del punitivismo neutralizador. Lo que hicimos en el libro es pasar el tamiz por sobre todas las causas en donde se repetían prácticas y las estrategias que permitían en definitiva la condena o la persecución de opositores, ya fuese individuos u organizaciones.
La estrategia más común es que en todos los casos aparece una persona de la nada (por ejemplo, una persona que estaba presa, una persona que estaba siendo investigada, o que estaba procesada), declara en contra de Milagro y resulta beneficiada (por ejemplo, liberada de la prisión, absuelta en una causa). Esas personas son dirimentes para la acusación. Otra estrategia es que causas que estaban cerradas – al igual que pasó con la de Cristina- se reabren bajo distintos argumentos, todos ilegales. O la instigación: cómo no aparece en la escena del delito, se dice que convenció a otros de que lo cometieran. Otra estrategia es el inicio de múltiples causas – aun cuando muchas no tienen ni pies ni cabeza- para bombardear a la acusada, su defensa y al público que recibe las noticias. Muchas causas van a venir contra Cristina. En la causa “Memorándum”, vamos a tener fecha de juicio probablemente a fin de año. Incluso la causa “Dólar Futuro”, que es una burrada, terminó llegando a juicio. Son estrategias que pudimos sistematizar.
VWV: –Todas estrategias inconstitucionales, que vulneran derechos fundamentales y que se replicaron a nivel provincial y ahora a nivel nacional. Como decía Eli, también se replican las estrategias de destrucción de la organización. Espero que no tengamos razón en este punto, pero parecería ser que la detención de las cinco chicas va hacia la destrucción de La Cámpora, tal como se hizo con la Tupac.

–¿Por qué se ensayan estos experimentos represivos en las provincias? Ha pasado en otros momentos de la historia, con el Operativo Independencia en Tucumán, por ejemplo.
EGA: -Se pensó que esas barbaridades podían pasar en Jujuy porque era lejos de la capital; que podían hacerlo contra Milagro porque Milagro era una negra jujeña. Incluso las que la querían pensaban que eso no podía pasar acá en la capital, eso pasaba “allá”. Nosotras identificamos un punto muy claro de inflexión cuando Gerardo Morales toma dos grandes decisiones que las enuncia el mismo día en que asume el 10 de diciembre, y las ejecuta en la primera semana de gobierno. Una es el empadronamiento de las organizaciones sociales de Jujuy y la otra es reforma del Poder Judicial incluida la modificación de todas las cabezas del Poder Judicial. Esto se subestimó a nivel nacional y en el campo nacional y popular. Pensaron que eso no podía pasarle a Cristina. En 2016, en el momento en que a Milagro la meten presa, es el mismo momento en donde se reabre, vía una denuncia de Iguacel, la causa “Vialidad”. Es el 1 de febrero del 2016. Milagro llevaba detenida 14 días. Ese es el paralelismo que hay que hacer.
VWV: –Y otra cosa que se le escapó del campo popular es la relevancia de la reforma judicial porque hubo oportunidades para hacerla, pero parecía que era una cuestión secundaria, que ahí no se decidía el futuro político del país. Y efectivamente nos perdimos una oportunidad. Hoy tenemos una Corte Suprema que se podría haber reformado, que se podría haber ampliado, se podría haber federalizado, podríamos tener igualdad de género, podríamos tener una corte democrática como hubo en el 2003 con el gran Zaffaroni. El Poder Judicial no es un poder secundario, es un poder que puede definir el escenario político. Pasó en Jujuy y está pasando a nivel nacional. Entonces no era un tema secundario, no era un tema del feminismo, no era un tema de la intelectualidad de las Facultades de Derecho. Era un tema que podía moldear la situación política a nivel federal.
-¿Qué otro paralelismo encontraron?
EGA: –El mismo día en que Morales saca la ley de la reforma del Superior Tribunal, Macri saca el decreto que intenta meter a Rosatti y a Rosenkrantz en la Corte y que no sale porque no le da la correlación de fuerzas. Finalmente entran vía Senado. El Senado aprobó los pliegos de dos tipos que estaban dispuestos a ser jueces de la Corte por decreto. El mismo día, Morales y Macri, es decir, a la semana que asumen, entienden que es imprescindible contar con las cabezas del Poder Judicial para asegurar la gobernabilidad. Esa lectura que tuvo la derecha totalitaria, no la tuvimos nosotros.
VWV: –Es difícil explicar la gravedad de que se nombren a dos jueces de la Corte Suprema por decreto al ciudadano o ciudadano de a pie. Pero significa que, cuando se decide una causa judicial, en última instancia, lo van a hacer personas que no fueron elegidas a través de un proceso legítimo establecido constitucionalmente, sino de acuerdo con lineamientos políticos.
–¿Cuál es el debate más urgente?
VWV: -Como todo involucionó tanto, ahora lo más urgente es defender derechos civiles y políticos. Volvimos dos siglos atrás. Un poco triste la situación. Hay que volver a decir que no te pueden detener ni mantener en prisión preventiva si no hay riesgos procesales. Esto tiene que ser un acuerdo más allá del arco político, porque estos son acuerdos fundamentales, fundantes de una sociedad. Hay que tener en claro cuáles son los derechos fundamentales de los individuos y que el Estado no puede atacar. Y cuáles son los límites al poder punitivo del Estado. “Cárcel o bala” no es una consigna que pueda tener lugar en un Estado de derecho. “El que las hace las paga” solo después de un debido proceso. Son derechos básicos, derechos constitucionales, derechos amparados en todos los tratados internacionales. Entonces, tenemos que volver a ese acuerdo cívico de base para no tener que volver a reflexionar sobre eso en cada uno de los nuevos casos que aparecen cada día en la tele, en las redes sociales y con las que nos bombardean desde la extrema derecha. Si la acusada fuese Lemoine, también estaríamos diciendo esto mismo. No se trata de ser revolucionarias; estamos defendiendo realmente una idea básica de derechos civiles y políticos.
Y después de eso vinieron los derechos sociales, económicos y culturales, los derechos ambientales, los derechos colectivos. Estamos a años luz de tener que volver a defender derechos civiles y políticos, pero tenemos que volver a ese acuerdo. Y ese acuerdo no puede tener fisuras. Es un acuerdo que tenemos que respetar todos, porque si no abrimos la puerta a volver a poner en duda Nunca Más, y la vigencia del régimen democrático.
EGA: –Es un momento muy difícil para pensar qué hacer. Hoy la gente tiene en juego la materialidad de la vida. Entonces les quedan muy lejos estos reclamos. Segundo, me parece que la interpelación clara en este contexto no es al mundo de la política sino es al Poder Judicial. El mundo político es voraz y estamos en un contexto de crueldad desmedida, donde vemos un genocidio en curso todos los días. Hoy ese pacto de derechos humanos que se hizo en 1948 después del Holocausto está roto. Y la ruptura de ese pacto es por otro, un pacto de la violencia patriarcal. Son todos varoncitos con bombas nucleares. Ese es el mundo en que nos toca vivir hoy. Entonces, interpelar a Espert, interpelar a Villarroel, interpelar a Milei, no es la tarea de este momento, en un sentido. Si hay que ganar las elecciones, obvio. Sin embargo, está claro que a quien hay que interpelar es a ese Poder Judicial que perdió absolutamente el norte de cuál es su tarea. Nuestra interpelación es a esos que, como lo explicamos en el libro, no le conocemos las caras, no sabemos cuánto ganan, y tienen privilegios por doquier.
Durante mucho tiempo, la militancia, el campo nacional y popular marchamos hacia el Congreso, hacia la Casa Rosada. Hoy es el momento en donde está claro que a quienes les tenemos que exigir, perseguir y pedir rendición de cuentas es al Poder Judicial. Y tienen que sentir, en el mejor de los sentidos, la presión del pueblo. Hay un buen antecedente para entender que el Poder Judicial es permeable al pueblo, que es el 2×1. No vamos a tener en la historia de la Argentina otro caso como el 2×1, que es cuando la gente salió a exigirle a la Corte un límite, a la semana, cambió su posición. Es un caso paradigmático. Quiere decir que nosotros le venimos pifiando a quién le pedimos, cuando el que actúa es el Poder Judicial que entiende perfectamente de política. Tiene el timing de la política. Entonces, ¿cuál es la tarea de este momento? Yo quiero el juicio político a Sandra Arroyo Salgado y quiero una movilización lo más masiva posible para exigir ese juicio político…. Si esa claridad lo hubiésemos tenido antes, si la intervención al Poder Judicial de la provincia de Jujuy hubiese sucedido antes, cosa que se negó desde el bloque de Unión por la Patria/el Frente de Todos, si hubiésemos intervenido al Poder Judicial, perdón que me enoje, pero lo veo con tanta claridad…. Si hubiésemos intervenido el Poder Judicial de Jujuy, hoy no tendríamos este escenario. Hay una falta de lectura sobre el rol que tiene el Poder Judicial y esa falta de lectura la estamos pagando carísimo.
VWV: -Agrego tres cositas. Primero, volviendo a esto de retroceder 200 años, otra cuestión fundamental es defender el derecho al voto. Vimos que en las últimas elecciones se presentó una parte súper chica del padrón. Quizá no se le puede pedir a las personas, obviamente, que en el marco de todas las carencias cotidianas estén al tanto de cada uno de los ataques que hay a los derechos constitucionales, pero ir a ejercer ese derecho al voto, pese a la desilusión con la dirigencia política, puede evitar que triunfen opciones políticas que realmente amedrentan derechos conquistados.
En segundo lugar, quizá podamos aprovechar este momento más de retaguardia para pensar esa reforma judicial que quedo pendiente. Ya hubo muchísimos intentos. No tenemos que empezar desde cero, pero es un proyecto que quedó en el olvido. Quienes tenemos un resto y no tenemos que estar pendiente de las necesidades cotidianas, dedicar ese esfuerzo intelectual a pensar un proyecto de reforma judicial.
Tercero la derecha fue muy astuta en utilizar consignas que pegan mucho, incluso la de “cárcel o bala”, “corrupción K”, etcétera. Nosotros no tuvimos esa capacidad para llegar con consignas atractivas o con mensajes claros. Este libro es una contribución, pero obviamente una contribución muy pequeña. Entonces queda poner este conocimiento a circular en redes sociales, en material audiovisual, en consignas mucho más claras, muy sencillas, para que realmente esto pueda llegar a la gran mayoría de la población y no solamente el sector que ya se encuentra politizado.

–En todo este proceso hay un componente de género, de hecho, en las últimas detenciones la mayoría son militantes mujeres.
EGA: -Exactamente. En el libro trabajamos la persecución a Alejandra Gils Carbó, a Cristina, y a Milagro. Las tres grandes perseguidas. En un apartado decimos que no creemos en ninguna casualidad. Es parte de la búsqueda de disciplinamiento en general. Hay un efecto disciplinador que busca eliminar la agencia en la política; y hay una búsqueda específica, además, en relación con las mujeres. Hacemos una mención también a la tentativa de femimagnicidio de Cristina. Yo utilizo siempre esta frase: cualquier niña en nuestro país puedo poner cuerpo al sueño de «si quiero ser presidenta, puedo ser presidenta”. Algo que en general no sucede. Ahora, la Presidenta está presa y además la quisieron matar. Presa o muerta, cárcel o bala. Es el riesgo que asumís si querés ser presidenta. Vas a terminar presa o muerta. En cambio, los varones no asumen ese riesgo en el imaginario. Es punitivismo neutralizador, disciplinador, en términos de género.
VWV: –De hecho, cuando lo vemos a nivel internacional, Lula fue perseguido en una situación muy similar a la de Cristina, pero después pudo volver a la presidencia, mientras que Dilma quedó completamente excluida de la política. Siempre vemos que existe este doble castigo para la mujer: no solamente es perseguida como dirigente social, como defensora de una agenda de justicia social, sino como mujer.