Una jornada inesperada en el Cementerio de la Recoleta
Bajo un cielo despejado en Buenos Aires, el emblemático Cementerio de la Recoleta se transformó en un insólito escenario el 19 de octubre. En un cruce de leyendas del rock, Slash y Richard Fortus, dos integrantes de Guns N’ Roses, pasearon por sus caminos de mármol, creando un ambiente memorable en este monumento nacional argentino.
Una mezcla de cultura y arte
La inusual sesión fotográfica fue realizada por el reconocido fotógrafo británico Ross Halfin, quien viajó especialmente para captar esta fusión durante la visita de la banda al país. No se trató solo de una simple imagen de dos guitarristas entre los ángeles de mármol, sino de una atmósfera cargada de complicidad y asombro que quedó grabada en la memoria de quienes presenciaron este encuentro.
- Las fotos, compartidas por el empresario Jorge Corcho Rodríguez, revelan la atmósfera mágica de la jornada.
- La Subsecretaria de Gestión Comunal de la Ciudad de Buenos Aires participó activamente, agradeciendo la oportunidad de realizar la sesión.
En las imágenes, Slash, con su emblemático sombrero, y Halfin dialogan relajadamente, mientras las estatuas de piedra permanecen como testigos silenciosos de este momento. En otra captura, se graba la escena donde un gran ángel de mármol parece cuidar la interacción entre los músicos, quienes se muestran elegantes y enérgicos.
El legado de un día único
El impactante retrato de Slash con una remera de Ramones, junto con Richard Fortus y Jorge Corcho Rodríguez, simboliza la esencia de un día extraordinario. A pesar de la seriedad de las imágenes, se percibe una alegre conexión entre ellos, mientras el fondo de mausoleos y estatuas sugiere un diálogo eterno.
Durante esta visita triunfal de la banda, que incluyó dos shows a estadio lleno en Huracán, los fanáticos todavía vibran por la energía desbordante de estas presentaciones. El agradecimiento hacia la ciudad por parte de la banda, y en particular hacia quienes facilitaron esta experiencia, resalta un vínculo inesperado. Este día, el Cementerio de la Recoleta se transformó más en un escenario vivo que en un simple recuerdo del pasado, enfatizando que el arte y la música no tienen fronteras.
¿Quién podría olvidar el instante en que el rock reclamó su espacio en el corazón de esta ciudad?
