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Razones científicas del rechazo de los gatos al agua

Razones científicas del rechazo de los gatos al agua

El instinto de los gatos y su relación con el agua

Los gatos domésticos presentan una aversión casi instintiva hacia el agua, un comportamiento que responde a aspectos biológicos, evolutivos y experiencias personales. Según investigaciones científicas, se han encontrado explicaciones claras sobre por qué la mayoría de estos felinos evitan el contacto con este elemento vital, aunque hay excepciones que reflejan la diversidad dentro de la especie.

Antecedentes evolutivos y biológicos

El Felis silvestris lybica, ancestro directo de los gatos actuales, habitó en áreas desérticas de la Media Luna Fértil, un entorno que influenció significativamente su evolución. Este contexto árido hizo que no fuera necesario desarrollar habilidades relacionadas con el agua, herencia que han mantenido los felinos modernos y que explica su inclinación por mantenerse alejados de la humedad.

Perspectiva individual y aprendizajes tempranos

Kristyn Vitale, experta en comportamiento animal de Maueyes Cat Science and Education, destacó que no todos los gatos tienen la misma reacción ante el agua. «Las preferencias varían según el individuo, al igual que ocurre con las personas», afirmó Vitale. Este hecho subraya que, si bien la mayoría evita el agua, algunos gatos pueden llegar a tolerarla o incluso disfrutarla.

Las experiencias que viven durante sus primeros meses de vida juegan un papel crucial en esta predisposición. Los gatos que carecen de contactos positivos con el agua suelen desarrollar una aversión hacia ella. Incidentes como caídas accidentales o baños forzados crean asociaciones negativas que pueden perdurar. En cambio, los felinos que tienen interacciones agradables con el agua tienden a mostrar mayor aceptación hacia ella.

Aseo personal y rechazo al agua

La capacidad de autolimpieza de los gatos minimiza su necesidad de bañarse. Gracias a su lengua áspera, pueden mantenerse limpios sin requerir ayuda externa. Además, los productos de higiene con olores artificiales alteran su aroma natural, lo que puede resultar incómodo. El agua también interfiere con la funcionalidad de sus bigotes, fundamentales para su equilibrio y orientación, lo que refuerza aún más su aversión hacia este líquido.