El relato del milagro
El fallecido papa argentino Francisco compartió un conmovedor testimonio sobre un milagro atribuido a la Virgen de Luján, Patrona de Argentina, cuya imagen fue recientemente entronizada en los Jardines Vaticanos. Este evento incluye también la exhibición de figuras de otras vírgenes latinoamericanas.
Un acto de fe en momentos difíciles
Durante una audiencia general que presidió ante cientos de fieles, Jorge Mario Bergoglio, quien falleció el 21 de abril tras doce años de pontificado, relató que había sido testigo de un milagro ocurrido en la época de la última gran epidemia en Italia. Francisco destacó la importancia de la oración, que aunque no siempre es fácil, es fundamental.
- Compartió la historia de una familia trabajadora cuyo hija de nueve años padecía una enfermedad sin diagnóstico claro.
- Los médicos informaron a la madre que la niña no sobreviviría hasta la mañana.
A pesar del diagnóstico, la madre del menor contactó a su esposo, quien, con una profunda fe, salió del hospital visiblemente afectado. El hombre recorrió 70 kilómetros hacia Luján, donde se encuentra la famosa basílica, pero al llegar, se encontró con que estaba cerrada. Sin desanimarse, se aferró a las rejas y pasó toda la noche rezando a la Virgen para la recuperación de su hija.
Un milagro inesperado
El Papa Francisco enfatizó que lo que contó no era una invención, sino una experiencia real que presenció él mismo. Al amanecer, cuando la iglesia abrió, el hombre pudo entrar y saludar a la Virgen tras su vigilia de oración. Cuando regresó al hospital, buscó a su esposa, quien le sonrió y le reveló que los médicos no podían explicar lo que había sucedido. «En la noche, algo extraordinario pasó. El hombre había obtenido la gracia de la Virgen», concluyó Francisco.
«Esto lo he visto yo», reiteró el Papa ante la congregación, afirmando que la oración conecta con el amor de Dios. Además, sugirió que cuando no se recibe la gracia deseada, es esencial mantener la esperanza, ya que nuevas oportunidades pueden surgir. «A veces pedimos cosas sin la debida convicción. La oración es una lucha y el Señor siempre está a nuestro lado», agregó el Papa.