Un escándalo en el museo más famoso
Un domingo que aparentaba ser tranquilo en el Louvre se convirtió en un verdadero escándalo internacional. En un asalto que duró apenas ocho minutos, un grupo de ladrones logró robar ocho joyas de la corona francesa, valoradas en más de 100 millones de dólares. El pasado jueves, una guardia del museo rompió el silencio y compartió nuevos detalles sobre lo sucedido.
El inicio del caos
La guardia, que prefirió permanecer en el anonimato, describió cómo todo comenzó con un «ruido enorme, totalmente inusual». «Era un domingo muy tranquilo», recordó mientras hablaba con la radio France Inter. Sin embargo, esa calma se rompió abruptamente: «Se escuchó un sonido sordo, un poco metálico. Nadie puede estar preparado para algo así».
Los criminales ingresaron y escaparon del museo utilizando un montacargas ubicado en la calle. La vigilante, que se encontraba en la galería de Apolo junto a otros empleados, observó a «dospersonas aterrorizadas» y luego a uno de los asaltantes portando lo que parecía ser «una motosierra». Desatada la tensión, gritó a sus colegas que se alejaran, un miembro del personal logró alertar a las autoridades mediante un walkie-talkie y rápidamente evacuaron a los visitantes.
Un plan meticuloso
Los delincuentes utilizaron la misma sierra discal para romper las vitrinas blindadas que resguardaban las valiosas joyas, y con gran rapidez, lograron huir con el botín. Un agente de seguridad privado presente ese día declaró en el canal BFMTV que llegó justo a tiempo para ver a los ladrones escapar en motociclismo. Según su versión, había «un fuerte olor a nafta», lo que sugiere que habían perforado el tanque de combustible de su vehículo y poseían un soplete por si necesitaban incendiarlo.
Un hallazgo significativo en medio del desorden
El agente también vio un objeto en el suelo y rápidamente notificó a la policía: «Miren, hay algo ahí abajo». Se trataba de la corona de la emperatriz Eugenia, uno de los tesoros más significativos, adornada con 1.354 diamantes y 56 esmeraldas. La pieza, encontrada dañada, fue abandonada por los ladrones.
Problemas de seguridad
En respuesta al incidente, la presidenta del Louvre, Laurence des Cars, afirmó que aunque el sistema de seguridad de la galería funcionó adecuadamente, la videovigilancia exterior era «muy insuficiente». Este robo ha puesto en evidencia las fallas en la protección del museo, que es el más visitado del mundo, y ha generado preocupación entre las autoridades francesas.
Una investigación en marcha
La guardia, aún impactada por el asalto, comentó que nunca imaginaron que esas vitrinas pudieran romperse: «Nunca pensamos ni por un segundo que existiera un riesgo así». Este audaz robo ya se encuentra catalogado como uno de los más osados de la historia reciente, y mantiene a la policía francesa en alerta, mientras buscan pistas para recuperar las joyas y dar con los culpables. Los peritos han obtenido más de 150 muestras de ADN y huellas dactilares en el lugar del evento. La fiscal de París, Laure Beccuau, expresó en relación a la resonancia mediática de este robo organizado que existe una «pequeña esperanza» de que los autores no se atrevan a mover las joyas, añadiendo que «quiero ser optimista».